FACUNDO CABRAL Y CON UNA MILONGA ALCANZA...

Facundo Cabral, juglar de la canción popular argentina, tuvo una vida marcada por el abandono, la pobreza y el dolor, a los que se sobrepuso con una “fuerza espiritual” que fue además motor de su arte y de su mensaje a favor de la paz y la vida.

“Soy un vagabundo first class”, se definió Cabral hace unos pocos meses, en una de sus últimas entrevistas, en la que señaló que de él “no se podía esperar nada” y finalmente tuvo una “vida extraordinaria”.

Esa vida, que se apagó hoy de una forma trágica y violenta en Guatemala, comenzó el 22 de mayo de 1937 en la ciudad bonaerense de La Plata, en el seno de una familia marcada por el abandono de su padre, Rodolfo, cuando Cabral aún estaba en el vientre de su madre.

“Soy un tipo de suerte”, dijo el artista, al relatar que él y dos hermanos son sobrevivientes de un total de siete hijos que tuvo su madre, Sara, quien sola, acosada por la pobreza, resolvió mudarse a Tierra del Fuego, en el extremo sur de Argentina.

Fue autista, según dijo
Autista, según reveló alguna vez el propio artista, Cabral dijo su primera palabra a los 6 años, al pronunciar el nombre de su madre.

Volvió a hablar a los 9, cuando detuvo el auto oficial que trasladaba al entonces presidente Juan Domingo Perón, le preguntó si había trabajo y la esposa del mandatario, Evita, se alegró de que “por fin” alguien pidiera empleo y no limosna y ordenó a los suyos que le dieran un trabajo a Sara.

Así, la familia se traslada a la ciudad bonaerense de Tandil, donde Cabral, mientras trabaja como peón rural, toma contacto con la música folclórica, pero también con el alcohol y la delincuencia.

Estuvo en un reformatorio
Por robar, es enviado a un reformatorio, donde, gracias a un jesuita, mitiga su comportamiento violento entre los libros de una biblioteca.

Finalmente se escapa y se produce el mítico encuentro con Simón, un vagabundo que le hizo descubrir a Dios al recitarle el Sermón de la Montaña y, además, dar el empujón inicial a su carrera musical pues aquella experiencia epifánica le movió a componer su primera canción “Vuele bajo”, una canción de cuna.

Con su guitarra al hombro, pocos años después, se mudó a la turística ciudad bonaerense de Mar del Plata, donde el dueño de un hotel le dio la oportunidad de cantar en público por primera vez.

Su fama se consagra en 1970
Se consagró en 1970 con “No soy de aquí, ni soy de allá”, canción mundialmente famosa.

Predicador del “cristianismo ecuménico”, a Cabral se lo escuchó incansablemente hablar de Jesucristo, de Gandhi y de la Madre Teresa de Calcuta.

Cabral relató que una vez le preguntaron a la beata si tenía amigos artistas, en referencia al cantautor argentino, ella respondió: “El no es artista. Es un testigo. Es un testimonio de lo que puede hacer Dios con tu vida si te dejas llevar por Él”.

Además de su mensaje espiritual, sus canciones se caracterizaron por un tono de crítica social y protesta, rasgo este último por el que se vio obligado a exiliarse en 1976, con el advenimiento de la dictadura militar que gobernó Argentina hasta 1983.

Fue un exiliado
Exiliado en México, siguió con su carrera musical. A los 40 años, conoció en Nueva York al “amor de su vida”, una joven veinte años menor que él con la que tuvo una hija. Ambas murieron en un accidente de avión.

Abatido por la tragedia, fue precisamente la Madre Teresa quien le sacudió preguntándole “Facundo, ¿dónde vas a poner el amor que te va a sobrar?”, y así se lo llevó a bañar leprosos a Calcuta.

En 1984, regresó a Argentina para ser profeta en su tierra, vendiendo discos y llenando teatros y estadios.

Hombre de mil anécdotas, de vida intensa, vivía desde hace algunos años en un hotel de Buenos Aires, ya casi ciego, pero sin dejar de crear y comunicar su arte.

Grabó decenas de discos y escribió varios libros, una decena de ellos editados, entre ellos “Borges y yo”, donde repasa sus diálogos con el célebre escritor argentino.

Declarado por la Unesco “Mensajero mundial de la paz” y nominado al Nobel de la Paz en 2008, Cabral murió paradójicamente víctima de una atroz violencia, a la que no le tenía miedo.

“Si estás poblado de amor no podés tener miedo porque el amor es valentía. Yo me crié en la violencia, con siete hermanos, nueve años en el desierto y cuatro de ellos murieron de hambre y de frío. Me crié con la violencia, luego la dictadura, el abandono de mi padre”, dijo Cabral el año pasado, en un entrevista en México, cuando le preguntaron si no tenía miedo de actuar allí.

(Con información de EFE)

Monólogo de Facundo Cabral
http://www.youtube.com/watch?v=vphCLRxp6ZE[/youtube]



Facundo Cabral - Este es un Nuevo Día
Prosa
Esta es la canción que canto cada mañana al despertar,
Para agradecerle al Cielo,
La gentileza de un nuevo día,
Es decir de una nueva oportunidad.
Porque siempre se puede empezar de nuevo,
En una eternidad siempre se puede empezar de nuevo,
Y esto es tan cierto como que el paraiso no está perdido sino olvidado.

Canto:
Este es un nuevo día,
Para empezar de nuevo,
Para buscar al ángel,
Que me crece los sueños.

Para cantar,
Para reir,
Para volver
A ser feliz Bis

Prosa:
Todos nacemos con un ángel de la guarda,
Pero pocos lo conservamos,
Hay quien prefiere un sicoanalista.
Todos tenemos una conciencia,
Pero pocos la escuchamos,
Hay quien prefiere la televisión.

Todos somos ricos, es decir hijos de Dios,
Pero pocos lo sabemos,

Perdona hermano que yo no entienda que no seas feliz
en tan bello planeta,
que hayas hecho un cementerio de esta tierra,
que es una fiesta.

Tienes un corazón, un cerebro,
Un alma, un espíritu,
Entonces como puedes sentirte pobre y desdichado.

Canto:
En este nuevo día,
Yo dejaré al espejo,
Y trataré de ser,
Por fin un hombre nuevo,

De cara al Sol,
Caminaré,
Y con la Luna,
Volaré. Bis.

Prosa:
Ahora mismo le puedes decir basta a la mujer que ya no te gusta,
Al hombre que ya no amas,
Al trabajo que odias,
A las cosas que te encadenan a la tarjeta de crédito,
A los noticieros que te envenenan desde la mañana y desde el helicóptero,
A los que quieren dirigir tu vida.

Ahora mismo le puedes decir basta al miedo que heredaste,
Porque la vida es aquí y ahora mismo,
Por eso:

Canto:
Este es un nuevo día,
Para empezar de nuevo,
Para buscar al ángel,
Que nos crece los sueños.

Para cantar,
Para reir,
Para volver
A ser feliz Bis

Si Señor.


R.F.G.: Y decime Facundo... que contás o que decís de la muerte ?

F.C.: La muerte es una puerta más. Yo recién tomé el ascensor y fui del primer piso al cuarto, con la muerte es igual.

No sé si voy a pasar a un estadio superior o a un estadio inferior, pero yo no creo en la muerte para nada, creo que voy a dejar lo que me sobra -que es el cuerpo- , un cerebro que me agota porque... "yo tengo hambre", "yo tengo sueño". "yo tengo frío", "yo tengo una idea", "yo tengo razón", "yo voy a ir a México", "yo vuelvo de Argentina"... es agotador!

Unicamente cuando uno para la cabeza es cuando se puede poner en contacto con la totalidad.

Buda entiende que es parte de la totalidad cuando puede parar la cabeza.
No es una tarea fácil,vos decís que hay que usar el cerebro al ciento por ciento para poder detenerlo y es una cosa bastante inusual.

La muerte es un cambio de estadio. A mí me excita la idea.

Si me pasa lo mismo que me pasa en el sueño, que salgo a volar por ahí a caminar siglos en lo que ya uno anduvo y que en la vigilia yo olvidé, pués va a ser un viaje maravilloso.

Mi madre decía cuando estaba por morir: "no se aflijan por mí, aflijanse por ustedes que se quedan acá, porque yo voy a un estadio donde voy a ser contemporánea de Platon, voy a estar con Eva Peron, con Juan el Bautista, con el Che Guevara y con Gandhi, lo mejor, hay mucho mejor gente que la que esta acá, es mucho mejor esa gente que un Gorvachov, que un Reagan, que un Stroessner o que un Pinochet".
Entonces ella estaba muy feliz.