4 (IV) CORRESPONDENCIAS



1 La Naturaleza es un templo donde vivientes pilares
Dejan escapar a veces confusas palabras;
El hombre por allí pasa a través de bosques de símbolos
Que lo observan con miradas familiares.


5 Como largos ecos que de lejos se confunden
En una tenebrosa y profunda unidad,
Vasta como la noche y como la claridad,
Los perfumes, los colores y los sonidos se responden.


9 Hay perfumes frescos como carnes de niños,
Dulces como oboes, verdes como praderas,
_ Y otros corrompidos, ricos y triunfantes,


12 Que tienen la expansión de las cosas infinitas,
Como el ámbar, el almizcle, el benjuí y el incienso,
Y que cantan los transportes del espíritu y de los sentidos.


LAS FLORES DEL MAL

CHARLES BAUDELAIRE

Foto: JOTA

40 (LXVI) LOS GATOS

1 Los enamorados fervientes y los sabios austeros

Aman por igual, en su estación madura,

A los gatos poderosos y suaves, orgullo del hogar,

Como ellos friolentos y como ellos sedentarios.

5 Amigos de la ciencia y de la voluptuosidad,

Buscan el silencio y el horror de las tinieblas;

El Erebo (1) los hubiera transformado en sus corceles fúnebres,

Si pudieran a la servitud inclinar su orgullo.


9 Adoptan al pensar las nobles actitudes

de las grandes esfinges reclinadas en el fondo de las soledades

Que parecen dormirse en un sueño sin fin;


12 Sus lomos fecundos están llenos de chispas mágicas,

Y parcelas de oro como arena fina,

Irradian vagamente sus pupilar místicas.

(1) Paralos antiguos el Erebo es la oscuridad, la parte tenebrosa de los Infiernos, y sus caballos son los del carro de la Noche, madre de la Muerte.

LAS FLORES DEL MAL

CHARLES BAUDELAIRE

Fotografía: Jota Arthom